martes, 24 de febrero de 2009

La guardia varega


La guardia y custodia de los emperadores bizantinos de la Edad Media dependía de un regimiento de élite compuesto exclusivamente -al menos en sus orígenes- por hombres del norte.


Eran la guardia varega, nombre de los vikingos suecos que colonizaron las tierras de Rusia, y que fueron los primeros escandinavos en tener contacto con los bizantinos a traves de la ruta comercial que comunicaba el Báltico con el Mar Negro y el Mediterráneo oriental. El término varego proviene del antiguo noruego vár , que hace referencia a un grupo de guerreros vinculados a un caudillo por un juramento de fidelidad, costumbre muy arraigada entre los antiguos germanos. Se trata, pues, del equivalente sueco del término más popular de vikingo (hombres de los fiordos) y, al igual que éstos, los varegos observaban un determinado código de conducta que, entre otras cosas, preveía un reparto del botín obtenido.

La primera mención a gentes escandinavas en Costantinopla se remonta al año 838. En 860,las crónicas registran un ataque de los rus (es decir, los suecos asentados en Rusia, territorio al que darían nombre) a la ciudad imperial que finalizaría con un acuerdo sellado entre éstos y el emperados por el cual se concertaba la paz a cambio de que un contingente de rus entreara a formar parte del ejército imperial. Este acuerdo puede ser considerado el origen de la guardia varega, aunque de hecho no llegaron a constituir una unidad regular hasta el año 988, cuando el emperador Basilio II recibió un cuerpo de 6000 rus del príncipe Vladimir de Kiev. Los rus eran hombres leales al emperador, pero también eran pendencieros y aficionados al alcohol. Si bien su lealtad parece demostrada, se tiene constancia de diversos episodios que ponen en duda esta fama: en 1042 un oficial de la guardia varega, el futuro rey noruego Harald Hardraada fue acusado de apropiarse de una parte de los impuestos del imperio. También los emperadores Miguel VII y Nicetas IIIBotaniates tuvieron que sufrir los ataques de la guardia varega, aunque se trata de una época en la que la autoridad imperial se hallaba al borde del colapso.

En la segunda mitad del siglo XI, la llegada de los normandos de Guillermo el Conquistador a Inglaterra en 1066 obligó a muchos guereros anglosajones a abandonar sus tierras y buscar nuevas oportunidades en otros lugares. Como sus parientes escandinavos, muchos de estos fugitivos acabaron recalando en la corte bizantina, de manera que a finales de ese siglo una buena parte de los componentes de la guardia varega pasó a ser de origen anglosajón o anglodanés. Fueron precisamente ellos quienes hicieron frente a los normandos de Roberto Guiscardo y Bohemundo en Dirraquio en 1081, y fueron vencidos. A partir del siglo XII parece observarse una tendencia a contratar mercenarios daneses y noruegos.


A la izquierda mercenario rus, c.950

En el centro guardia varego, c.1.000

A la derecha guardia varego en uniforme de gala, c. 1.030

Las principales armas de los varegos eran el hacha de combate y la espada de hoja ancha. Los bizantinos les llamaban "bárbaros portadores de hachas", y su oficial jefe era el "jefe de la guardia de los portadores de hachas", aunque su verdadero título era el de Akolouthos (acólito, seguidor).

Los guerreros rus solían utilizar escudos circulares. El tipo de casco abierto que utilizaba la guardia varega era de tipo bizantino, y fue adoptado también por los soldados normandos. Estaba hecho de una sola pieza, y se le añadía una protección para la nariz.

martes, 17 de febrero de 2009

Honderos baleares




Famosos y temidos en todo el Mediterráneo, los honderos baleares fueron una pesadilla para el enemigo por su maestría y destreza en el uso de la honda.



El hondero balear es probablemente uno de los primeros colonizadores de las islas baleares, aunque su procedencia todavía es discutida, se suele afirmar que provienen del extremo oriental del mediterráneo, las mismas islas le deben el nombre a estos lanzadores de piedras, ya en los textos clásicos se afirma esto: por ejemplo, para Diodoro, “los griegos las denominan Gimnesias; los nativos y los romanos las denominaron Baleares debido a que son los mejores entre los hombres para lanzar grandes piedras con la honda” (Diodoro V, 17, 1). O bien Plinio: “[..] a las Islas Baleares, las islas de los honderos, los griegos las denominaron Gimnesias.” (Caius Plini, Historiae Naturalis libri XXXVII, vol.1, Lipsia 1830, pág. 243-244) o Servi: "Las islas Baleares fueron en primer lugar, denominadas Gimnesias, después, cuando fueran ocupadas por los griegos, ya que sus habitantes atacan a sus adversarios con piedras que voltean con la honda, éstos denominaron Balears las islas que ésos habitaban, nombre derivado que significa: lanzar" (Servi, Ad Virgil. Georg. I, 309).

Las teorías sobre la raíz de la denominación balear son variadas y los textos antiguos no acaban de aclarar la procedencia, desde la raíz fenicia, la romana o la griega; no es éste el lugar para debatir tales teorías pero lo cierto es que todas ellas se basan en la referencia a los hombres que lanzan piedras, a los honderos. De ahí la importancia que se deduce de estos honderos baleares.

Los honderos baleares eran considerados unos combatientes letales y muy eficientes, de hecho desde que nacían eran iniciados en el arte del manejo de la honda, una de las pruebas que hacían las madres con los retoños era colocarles la comida en una rama y no probaban bocado hasta que no era capaces de derribarla con su honda de una certera pedrada, Licofron de Calcis (280 aC) en su poema Alexandra (versos 633-641), cuando habla de los fugitivos de la guerra de Troya que llegan a Gimnesias (antiguo nombre dado por los griegos al archipiélago balear, el autor es de origen griego, concretamente de Alejandría, de ahí la denominación) donde se da esta descripción:
"después de navegar como cangrejos en las rocas de Gimnesis rodeados de mar, arrastraron su existencia cubiertos de pieles peludas, sin vestidos, descalzos, armados de tres hondas de doble cordada. Y las madres señalaron a su hijos más pequeños, en ayuno, el arte de tirar; ya que ninguno de ellos probará el pan con la boca si antes, con piedra precisa, no acierta un pedazo puesto sobre un palo como blanco. "
El material que se empleaba para la fabricación de una honda era diverso: a veces se utilizaban manojos trenzados de fibra vegetal, de lino, de esparto o incluso de crines de animal. En otras ocasiones se podían emplear las tripas o los nervios entrelazados de algún animal. El proyectil o bala era de piedra o de plomo. Los de piedra se seleccionaban rigurosamente por su dureza y aerodinámica para dirigir el tiro con gran precisión. Pesaban alrededor de unos 100 gramos y un diestro hondero podía lanzar con destreza a distancias que rondaban los 100 metros.

Los proyectiles de plomo se fabricaban con un molde y tenían la ventaja de incrementar la capacidad de impacto y penetración en los elementos sólidos como las protecciones metálicas y de cuero de los enemigos. El peso de cada proyectil oscilaba entre los 45 y los 90 gramos y permitía obtener más velocidad, más alcance y reducir el efecto de retardo


Los honderos luchaban en primera línea como infantería ligera y junto con los arqueros, eran los encargados de romper las líneas enemigas, se disponían separados 2 o 3 metros para poder manejar las hondas sin entorpecerse, los efectos de los honderos en las filas enemigas eran terribles ya que los proyectiles lanzados, ya fuera de piedra o de plomo, podían llegar a pesar hasta medio kilo, y no había armadura ni escudo que soportara esos impactos, por lo que se puede imaginar la devastación que causaban. Una vez habían roto el orden defensivo del enemigo, dejaban paso al resto del ejército que iniciaba la carga. Cuando habían arrojados todos los proyectiles contra el adversario, durante el combate se protegían con un escudo de piel de cabra y una jabalina endurecida al fuego.

Los honderos baleares iban siempre armados con tres hondas, teniendo cada una de ellas un uso diferente: la pequeña atada a la cabeza se empleaba para disparos a corta distancia; la atada a la cintura para lanzar proyectiles de mayor tamaño o bien para lanzamientos a larga distancia; la tercera, la que por su tamaño resultaba más manejable, la llevaban siempre en la mano. Según Diodoro de Sicilia (S. I a.C) "su equipo de combate consta de tres hondas, una de las cuales llevan en la cabeza, otra en la cintura y una tercera en la mano; utilizando esta arma son capaces de arrojar proyectiles mayores que los lanzados por otros honderos y con una fuerza tan grande que parece que el proyectil ha sido lanzado por una catapulta. Por ello en los ataques a las ciudades son capaces de desarmar y derribar a los defensores que se encuentran en las murallas y, si se trata de combates en campo abierto, consiguen romper un número enorme de escudos, yelmos y toda clase de corazas".

Su valor y pericia les convirtió en famosos soldados a lo largo de todo el mediterráneo, combatían como mercenarios, normalmente cobraban por sus servicios en especies, sobre todo por cosas que escaseaban en las islas como vino, aceite o mujeres.
Participaron en la guerra greco-púnica como mercenarios a favor de los fenicios y en las guerras púnicas a favor de los cartagineses, tras el sometimiento de las Baleares por Roma (lo cual no fue nada fácil, de hecho, para recalar en las islas, los romanos tuvieron que acorazar sus embarcaciones, forrándolas de cuero, ya que los honderos hundían sus barcos disparando a la misma línea de flotación de la nave. Valga decir que tal fue el sufrimiento de las legiones romanas, que tardaron dos años enteros en someter las islas), estos mercenarios pasaron a formar parte de las tropas auxiliares romanas y combatieron junto a Julio César en su conquista de la Galia.
La estabilidad de la Pax romana, que favoreció el comercio y la explotación ganadera y agrícola de nuevos productos como el aceite, el vino, el trigo así como la progresiva “romanización” de las islas sometidas conformaron un nuevo estilo de vida en el que no tenía cabida la honda, convertida en instrumento de juegos de habilidad o en herramienta de los pastores, en manos de los cuales ha llegado hasta nuestros días

jueves, 12 de febrero de 2009

Los SEALs de la Marina de EE.UU.





Los SEAL de la marina de los Estados Unidos fueron catalogados como los hombres más duros que luchaban contra los comunistas en Vietnam del Sur en la guerra de los pantanos del delta del Mekong.
Los SEALs se constituyeron como unidad en enero de 1962, con el objetivo de ampliar el papel y las posibilidades de la ya existente fuerza anfibia de combate y los equipos de demolición submarinos de la Marina (UDTSs). La mayoría del personal SEAL son antiguos miembros de la Unidad de Demolición de la Marina, pero una vez destinados al equipo SEAL su instrucción en guerra no convencional se amplía considerablemente. Los seals se entrenan en la demolición de embarcaciones enemigas, edificaciones portuarias, enlaces de líneas de ferrocarril, puentes y otras instalaciones fluviales y una amplia gama de técnicas operativas clandestinasy contraguerrillas. Estas incluyen guerra en la jungla, destreza en el combate cuerpo a cuerpo y sin armas, técnicas de evasión y escapada, supervivencia y una instrucción de armamento muy amplia. También se les enseña la técnica del reconocimiento y la vigilancia y cómo organizar y trabajr con unidades militares o paramilitares amigas.
Finalmente se les proporciona instrucción paracaidista, incluyen saltos a gran altitud y técnicas de salto con apertura retardada. La unidad básica táctica SEAL es el equipo, que consta de 27 oficiales y 156 hombres, dividido en 5 secciones, y al igual que la mayoría de fuerzas de operaciones especiales, la estructura se ha modernizado de forma que cada sección sea capaz de montar sus operaciones por si misma.
Los SEALs se emplearon en gran cantidad en Vietnam contra el Viet Cong en el delta del Mekong

SEAL de la Marina de los EE.UU. Vietnam, 1962
Llevando puesto un traje de instrucción con rayas de tigre, la cara y las manos de este soldado se han camuflado con un estilo propio de SEAL. Botas para la jungla de cuero y nylon y una bufanda que también sirve para la cabeza, de color oliva, completa el uniforme. Va armado con un rifle M16A1 (dotado con un lanzador de granadas M203) y sujeto a su cinturón lleva un cuchillo de combate de los Marines Ka-bar así como una granada de fragmentación.

domingo, 8 de febrero de 2009

Caballero de la Orden del Santo Sepulcro



La orden del Santo Sepulcro pensada como un cuerpo de guardia de honor para el rey y el patriarca de Jerusalén, fue una de las más poderosas de las órdenes militares fundadas en Tierra Santa. Sin embargo, tuvo menos importancia que las de sus homólogas órdenes del Temple y el Hospital



Según la tradición, el fundador de esta noble orden militar fue el mismo Godofredo de Bouillon poco después de que los cruzados acometiesen la conquista de Jerusalén en 1098. Pero como sucede en la mayoría de las historias referentes a las órdenes militares, es difícil discernir qué es lo que hay de real detrás de esta leyenda´

En efecto, poco se sabe de los orígenes de la orden y del año en que fue realmente fundada. De lo que parece haber menos dudas es que el cometido de la nueva congregación fue la custodia del Santo Sepulcro y de la reliquia de la Vera Cruz, la más preciada de la cristiandad. De ahí que este cuerpo acabara adoptando el nombre distintivo de orden del Santo Sepulcro, y sus caballeros fueran conocidos como sepulturistas.

Según parece, la orden estaba compuesta por un centenar de caballeros escogidos a partes iguales entre lo más selecto de la órdenes militares del Temple y el Hospital. Ambas debían adoptar además, un millar de sirvientes de armas, de manera que es fácil imaginar que este legendario cuerpo llegó a constituir un contingente militar de gran valor en la siempre precaria defensa del reino de Jerusalén.

Como guardia de corps del monarca y del patriarca de Jerusalén, los caballeros de la orden del Santo Sepulcro debieron participar en casi todos los hechos de armas acaecidos en Tierra Santa hasta la caída del primer reino. Sin embargo, su presencia apenas se menciona en las fuentes en que se hace alusión en infinidad de ocasiones a los templarios y los hospitalarios, órdenes sobre las que descansaba la defensa del reino. Con todo, parecen estar documentados en el sitio de Tiro de 1128, en la toma del castillo de Montferrand en 1146, en el asedio de Damasco de 1153 y en el sitio de Acre de 1180. En términos generales, es de suponer que la órden participó en todas las ocasiones en las que el rey de Jerusalén solicitaba ayuda militar al patriarca de la ciudad santa y, sobre todo, cuando la insignia de la Vera Cruz era enarbolada en combate. Así se puede afirmar con cierta seguridad que los caballeros de la orden del Santo Sepulcro tomaron parte en 1187 en la campaña de liberación de la ciudad de Tiberíades, asediada por el ejército de Saladino, y que terminó en la desastrosa jornada de los Cuernos de Hattin, que llevó al derrumbe del reino cruzado levantado por Godofredo de Bouillon apenas un siglo antes. En esa ocasión, no fue el patriarca Heraclio quien guió a las tropas cristianas bajo el estandarte de la Vera Cruz, como era su obligación, sino que delegó el cometido en el prior del Santo Sepulcro y el obispo de Acre. En medio del desastre, los caballeros del Santo Sepulcro no pudieron evitar que la Vera Cruz, la reliquia más venerada por toda la cristiandad cayera en manos de Taki ed-Din, el valeroso sobrino de Saladino que mandaba el ala derecha del sultán.

Con el final del reino latino de Jerusalén y la toma de la ciudad por Saladino en 1187, la orden del Santo Sepulcro se difundió por Europa y se acomodó en distintos países de la cristiandad occidental, recibiendo importantes donaciones en el imperio romano-germano, Polonia y Francia.

Los miembros de la orden del Santo Sepulcro de distinguían por el emblema adoptado por la congragación: la cruz potenzada roja bordada sobre el manto (más tarde se añadirían otros cuatro brazos en los ángulos formando la conocida cruz de Jerusalén) y, en el mismo color, una cruz patriarcal -es decir, de doble travesaño- sobre el pecho, que era símbolo de la potestad de la más alta autoridad religiosa de la ciudad de Jerusalén.